Orden o Rebelión 3

Anteriormente en Orden o Rebelión: Aún en medio de la desesperación un pensamiento cruza su mente ¿y si un miembro de la guardia del Príncipe es un traidor?

En el cuarto día de marcha en el horizonte empiezan a surgir árboles, primero pequeños, luego más grandes. El fin del desierto, ¡menos mal!, porque me estaba quedando sin agua.

Llego al comienzo del bosque cuando empieza a oscurecer. Empiezo a ver pequeñas hogueras a lo largo de todo el horizonte. No sé si son de los míos o de los rebeldes esperándome. En cualquier caso, y si mi hipótesis es verdad, tampoco sería buena idea que la Guardia me detectará antes que yo a ellos.

Me dedico a comprobar en qué dirección viene el viento. Me acercó a una de las hogueras teniéndolo en contra para que no me puedan oler. Es bueno ser precavida. Voy en contra del viento, agachada y sin acercarme a la luz.

Me asomo lo más lejos posible para no ser detectada. Veo que solo hay una sombra apoyada en un árbol cerca de la hoguera. Me muevo con total sutileza entre las ramas y hojas caídas para que no me oiga mientras me acercó por detrás de él con el cuchillo desenvainado.

Antes de que se dé cuenta tiene un cuchillo apoyado en la garganta y mi voz susurrándole:

– Si tienes compañeros escondidos, ni se te ocurra hacer ningún ruido para que te ayuden.

– ¡¡Capitana!! ¡¡Por fin!! ¡¡Llevamos tres días acampados por usted!!

– ¿Cómo sabías dónde estaba?

– Después de que el príncipe llegará sano y salvo, se enviaron varias patrullas de ayuda. Descubrimos el rastro que dejó y que nos llevó al Desierto de Brujel. El General ordenó a las patrullas que nos dispusiéramos para encontrarla cuando saliera o para capturar a los rebeldes.

– ¿Y los rebeldes?

– Por ahora nadie ha informado de que hayan podido salir del Desierto, ha sido muy eficaz logrando que se perdieran Capitana.

– Bien, bien. Avisa de que he podido salir. Mantened la posición. ¿Tienes un caballo?

– Sí señora.

– Pues me lo quedó. Soldado continue con su guardia.

Después del susto que le he dado dudo mucho que se vuelva a despistar para que alguien le coja por la espalda. Necesito llegar lo antes posible para hablar con el General de la Guardia del Príncipe, debe saber que podemos tener un topo entre nuestros soldados.

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Por Francisco José Díez Devesa

Amante de la escritura desde pequeño. Espero que disfrute de mis relatos e historias.

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