Ladridos
Me despierto un día nuevo estirando todos los músculos del cuerpo. Por lo menos esta noche no ha habido nada preocupante que me sobresaltara. Estoy hambriento, queda comida de ayer por la noche, algo es algo.
Rodeo toda la casa buscando algo que hacer, algún olor interesante que seguir. Nada. Al final, vuelvo a las escaleras en dónde he dormido todos los días para tumbarme esperando algo, cualquier cosa.
Un rato después, huelo que viene gente. Interesante. Me acerco a la reja de la casa para verlos. Están andando tranquilamente como llevan haciendo varias veces en los últimos tiempos. Ladro para saludarlos; asustando a uno de ellos, pero el más grande se acerca para saludarme. Buen hombre.
Después de que el Sol llegue a la mitad de su camino, mis dueños salen de la casa, me acercó para saludarles, pero no me hacen caso. Están muy cargados de cosas que meten en mi caseta los días de lluvia. Y se van sin mí. Me encargaré de cuidar la casa en su ausencia.
Olfateo el aire, hay más comida en el comedero. Como tranquilamente, y sin nada más que hacer me vuelvo a tumbar en las escaleras esperando a que vuelvan mis amos.
Varias personas más andando, varias comidas más, ya de noche vuelven mis amos. Me acercó, ahora sí que vamos a jugar. Se meten en casa, me dejan fuera otra vez. Otra noche cubriendo el terreno.
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