Silver 16. Regimiento Pok.

Anteriormente en Silver. Regimiento Pok: El Regimiento Pok deja deser un regimiento mercenario para convertirse en la Guardia Personal del Príncipe Heredero Alorian.

-Estamos de acuerdo en que se conviertan en mi Guardia Personal cumpliendo con la primera cláusula del contrato. -respira un momento esperando una respuesta.

-Sí señor.

-Entonces es un buen momento para que comprenda dónde se mete. A partir de ahora, es el capitán de la Guardia Personal del Príncipe Heredero Alorian del Reino Humano Ofani. Solo responde ante mí. – me mira fijamente a los ojos para que me quede claro. Esos ojos de un color azul oscuro como contuvieran un mar embravecido dentro. Bajo de los mismos unas grandes ojeras que, a su edad, cerca de los veinticinco años, demuestra una falta de sueño continuada, y no por las fiestas, sino por la tensión a la que le someten en la corte.

-Sí señor.

Respira más tranquilo. Se nota que nos necesita rápidamente. No se fía de nadie y tiene que jugarse la vida con unos mercenarios. Con nosotros. Les responderemos. Nuestra palabra se la dimos, no necesitamos más.

-Es el momento que le ponga en antecedentes, capitán. Mi padre, el rey, quería mucho a su primera esposa, mi madre. Se casaron a mi edad actual cuando mi padre todavía era príncipe heredero. Yo nací dos años después y cuatro después mi hermana. Mi madre murió en el parto que, junto a la muerte de mi abuelo tres meses después, dejaban a mi padre como rey viudo y solitario. Hasta que mi hermana cumplió diez años, mi padre se dedicó a nuestra educación y al cuidado del reino. Pasados esos años vio la posibilidad de una alianza con el reino del sur mediante el matrimonio con la prima de su monarca y lo hizo.

El problema es que con su actual mujer vinieron gran parte de su familia en forma de Corte. La actual mujer del rey quiere algo más que ser la segunda reina de mi padre; tiene dos hijos pequeños que podrían suceder en la Corona y los únicos obstáculos que lo impiden somos mi hermana y yo. Hasta que no nacieron los mellizos me habían dejado en paz, desde que nacieron intentan mal meter. Me quieren fuera de cualquier forma. Por eso es tan importante su trabajo.

-Sí señor. Le protegeremos – desde el primer instante me he dado cuenta cuál es su actitud, la de un depredador rodeado. Una vez nos contrataron un pueblo para acabar con un grupo, sí un grupo, aunque parezca imposible, de leones. Cuando los rodeamos dejándoles sin escapatoria tenían la misma actitud que el Príncipe. Mira hacia todos los lados, gruñir, amenazar y en el último momento atacar a la yugular. Gracias a los dioses cazadores ninguno de mis hermanos pereció en esa misión como tampoco perecerá el Príncipe.

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Por Francisco José Díez Devesa

Amante de la escritura desde pequeño. Espero que disfrute de mis relatos e historias.

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