Estilicón 17
Anteriormente en Estilicón: Una vez construido el sistema de empalizadas y fosos asediando a los ostrogodos llega la parte más importante del plan. Los ostrogodos no deben salir de la montaña. Cueste lo que cueste.
Terminado el sistema de empalizadas y fortalezas que rodean la montaña donde acampan los ostrogodos, los primeros días solo bajaron para comprobar que era exactamente lo que habíamos hecho.
Los días siguientes empezaron a atacar levemente las fortalezas y a analizar como respondíamos a cada una de sus intentonas. Comprobaron que respondemos fuerte y duro. Así pasa la primera semana de encierro, con tiras y aflojas.
Al amanecer del primer día de la segunda semana, ponen toda la carne en el asador intentando encontrar un punto débil con tres ataques simultáneos. Gracias a las mejoras de la primera semana cada ataque se responde rápidamente por dos legiones lo que permite que sea sofocado con grandes bajas para ellos y leves para nosotros.
Al tercer día llegaron con todo el material que pudieron encontrar para rellenar los fosos mediante dos ataques para poder llegar mejor a la empalizada. Viendo que uno de los ataques había conseguido su objetivo, es decir, tomar un segmento de la empalizada, doy la orden de retirarse a la segunda empalizada. Cuando quieren seguir a mis legionarios se encuentran con que los arqueros vuelven a disparar y que tienen otro foso que salvar. Cuando están entre las dos empalizadas, lanzó a mi caballería contra ellos, lo que provoca que huyan incluso los de la primera empalizada.
Tras ese ataque, su moral fue decreciendo y sus intentos no consiguieron ninguno avance. De hecho, con el paso del tiempo lo que puedo observar es como se consumen sus guerreros por la falta de alimento.
Tras casi dos meses estancados en esta situación, una pequeña delegación viene con una bandera blanca y una cabeza en picas diferentes. Saliendo de las protecciones me dirijo a esa delegación improvisada.
-Salve, magister militum Estilicón. Ofrendemos la cabeza de Radagaiso a cambio de poder alimentar a nuestras familias -es un anciano que ha perdido una mano. Uno de los ancianos que ha tomado el mando para poder cambiar la situación. Mi parte ya la tengo preparada:
-Tengo una propuesta para vosotros, bravo guerrero ostrogodo. A cambio de que las tropas guerreras entren directamente a mi mando tengo unas tierras cerca de estas mismas cordilleras para vuestras familias y vuestro pueblo. Os dejo tiempo para que lo penséis.
-Bravo Estilicón, no necesitamos consultar a los demás miembros. Accedemos a tus condiciones. Los doce mil miembros capaces de llevar un arma seguirán tus órdenes hasta el final.
Solo pienso una cosa: “¿Doce mil soldados? Merece la pena los tres meses aquí plantados. Acabo de tener prácticamente dos legiones nuevas totalmente preparadas para la guerra.
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