Alia

La Batalla de Alia 3

Tras largas semanas del asedio estancadas parece que empieza a haber muestras de flaqueza por parte de los galos de Brenno. Todos los días hacen pruebas para comprobar que seguimos defendiendo, pero cada vez con menos soldados. Pequeñas fuerzas hacen intentonas de entrar por diversos puntos y siempre son rechazados enérgicamente por nuestra parte.

Los galos deciden no recoger a todos sus caídos en la zona media. Parece ser que no tienen ningún problema con no enterrarlos. Nosotros, en cambio, ya sea por causa de los galos o de muerte natural, todo ciudadano, persona libre o esclavo, dependiendo de su condición es enterrado en la colina para evitar cualquier mal por parte de sus espíritus.

Gracias a un descuido de los galos que permite a un pequeño niño entrar en la muralla llegan noticias: Marco Furio Camilo, dictador, está de camino, aguantad, Roma volverá a ser libre.

El Senado estima conveniente evitar más derramamiento de sangre dentro de Roma y decide dar comienzo las negociaciones con Brenno. Los primeros acercamientos hacen referencia a casi dos mil libras de oro, algo exagerado viendo que no habían vencido del todo, seguíamos en pie. Después de varias semanas más de negociación se acuerda la liberación de Roma y la salida de los galos de Brenno más allá del río Alia a cambio de mil libras de oro. Mil de libras de oro por Roma. Todo lo que necesitamos.

Todo el Senado sale para cerrar el trato con los líderes de los galos con Brenno a la cabeza. Se les ve bastante demacrados, no se esperaban que aguantáramos tanto tiempo, hemos comido nosotros mejor que ellos. Puede que el trato les haya venido mejor ellos que a nosotros. Las mil libras de oro son transportadas para ser pesadas por los galos. Y es donde empiezan los problemas.

Los galos utilizan pesos trucados para que sean pesen menos de lo que es y pedir más oro en respuesta. Los nobles patricios romanos entran en cólera nadie les engaña así en su cara. Brenno les contesta “Vae Victis!*1” Se desvainan las espadas galas como respuesta a la frase de Brenno parece que tiene las de ganar hasta que se escucha a sus espaldas “Non auro, sed ferro, recuperanda est patria*2dicho por el dictador de Roma. Había aprovechado que los galos rebajaron las defensas exteriores para que el ejército de ayuda llegará sin oposición.

Sin necesidad de más palabras ambos frentes romanos nos lanzamos a la lucha contra los galos. Esta vez sí hacemos honor a la madre adoptiva de nuestros fundadores, luchamos como lobos, como manada, ningún galo sale vivo para contarlo. Tocará reconstruir Roma, y esta vez, con mejores murallas.

*1 ¡Ay de los vencidos!

*2 Es con el hierro, no con el oro, como se libera la patria.

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Por Francisco José Díez Devesa

Amante de la escritura desde pequeño. Espero que disfrute de mis relatos e historias.

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