Traición 14: El Pasillo
Anteriormente en Traición: Con todo preparado e ideado queda la parte más difícil: llevar a cabo el plan de rescate de la familia real.
Lo más fácil es entrar. Eso es lo que estaba más claro en todo el plan. Si no sabes que existe algo, no te defiendes de ellos. Por eso, es tan importante que ese pasadizo sea secreto.
Según entramos los tres en el pasadizo nos damos cuenta de que hace mucho tiempo que no ha pasado nadie por allí. La cantidad de telarañas que estamos pasando se nota en el cuerpo y eso que no llevamos ninguna luz por si acaso.
La primera parte del plan funciona a la perfección. Ningún grito que relate que nos han encontrado, ninguna luz sospechosa. Llegamos a la habitación dónde está retenida la familia real. Habitación por decirlo de alguna manera porque con ese espacio la población normal tiene para tres casas, incluso cuatro.
La reina sonríe al ver a su Capitana. El rey nos mira con detenimiento a nosotros dos.
– Majestades, es un buen momento para irnos.
Los dos entienden que no hay que hablar mucho y nos siguen rápidamente. Más difícil son dos hijos. No quieren pasar por un sitio tan oscuro. Con ocho y diez primaveras todavía tienen miedo a la oscuridad. Mientras no griten todo irá bien. Por lo menos, están aceptando disfrazarse mientras preparamos todo para seguir con el plan.
– Vamos mis príncipes. Ya sabéis que como Capitana de la Guardia de la Reina tengo obligación de protegeros. Además, me he traído refuerzos. A mi hermano, el mejor rastreador que hemos tenido, y a su general.
Después de esas palabras de mi hermana, junto a promesas de sus Majestades, conseguimos atarles una cuerda para que no se pierdan por el pasillo oscuro. Entra primero mi hermana, después el Rey, tras él la Reina, sus hijos, mi general y por último entro yo cerrando la puerta del pasadizo.
Caminamos más despacio que a la ida por lo que estamos tardando más de lo normal.Peor de lo previsto.
Al salir del pasillo quieren descansar, pero no se lo permitimos. Todo el minuto que no usemos para poner distancia entre los mercenarios y nosotros será perjudicial. Será un minuto que tendrá para estar más cerca de encontrarnos en la fuga.
Seguimos el camino planificado por mi hermana, encontrándonos con el carro. El mismo carro que usamos mi general y yo para entrar. Todos suben mientras que la general se pone A mi lado en el pescante.
La misma guardia que nos dejó entrar está de guardia en el momento de salir. Me mira y cuando se da cuenta de quien soy me saluda con la mano.
– ¿Fue buena venta? – me pregunta mientras me deja pasar por delante de otros carros que su compañero inspecciona – Tu tío todavía no ha salido. ¿No os vais juntos?
– Muy buena, sí señor. Tan buena que mi tío me ha permitido probar mis propias habilidades solo.
– Me parece bien. Buena suerte y hasta la próxima.
– Hasta la próxima.
Después de salir de la capital, falta lo más importante. Saber quiénes serán todavía leales a sus Majestades. Al norte están las tierras de la familia de la Reina.
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