Combates Espaciales 18
Anteriormente en Combates Espaciales: Después de explorar los límites posibles del sistema Alpha Ter comprobando que intentaban tenderles otra emboscada, Ala de Dragón decide volver al planeta 5 para organizarse.
Al llegar de nuestra exploración, el trabajo en el suelo del planeta es intenso. Miles de robots preparan pistas de aterrizajes y alojamientos para todos los pilotos de los cazas. Además, están empezando a construir zonas para alimentarnos. Fue muy buena idea dejar ingenieros en tierra para llevar a cabo las tareas con las baterías antiaéreas en la batalla. No han necesitado ninguna orden específica para saber exactamente cuál es su trabajo.
Todas las Alas están ya en tierra, la mitad de ellas necesitan arreglos varios, la otra mitad están perfectamente preparadas por si tienen que volver a la lucha. Ahora mismo el Ala Dragón está al mando de todos los cazas mientras que el teniente que descendió estará al mando de los ingenieros.
Al salir de nuestros cazas, un robot se presenta a los tres:
-Ala de Dragón acompáñeme, la teniente Brochar les espera.
Entramos en un edificio prefabricado dónde se ven los impactos de misiles enemigos demostrando el fuego que también han soportado las baterías terrestres. En el centro del mismo, y tras haber pasado varias baterías totalmente operativas, se encuentra de pie la teniente Brochar rodeada de pantallas que va mirando a toda velocidad mientras decide y ordena.
-Ala de Dragón a su disposición.
Despeja su vista de pantallas para mirarnos a los tres.
-Teniente Brochar. Ahí arriba os he visto muy sueltos…. A todo esto ¿Cómo lo hacemos ahora?
-Nosotros mandamos a los cazas, usted manda en suelo. No tenemos ningún interés en meternos en su trabajo, ya que hemos comprobado que es perfectamente capaz para dirigir el suelo y nosotros lo único que haríamos sería estorbarla. Así que, si no le importa, nos vamos para no interrumpirla más.
Según lo decimos, hacemos el saludo militar y damos la vuelta.
-¡Esperad muchachos! – es una mujer más mayor que nosotros, de hecho podía ser nuestra madre teniendo en cuenta nuestros 23 años y sus alrededor de 50 años. – Tengo una nave enemiga que quiero que veáis. Vosotros lo habéis dicho, el cielo es vuestro, será mejor que sepáis a que os enfrentáis.
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